Fasting, one of Lenten practices is often observed as fasting from food. It is not because our bodies need to be punished (or that we need to go on a diet). We fast to allow our physical hunger to remind us of our spiritual hunger, our need for God. We fast to remind ourselves of our baptismal commitment and need of renewal.
Second, fasting not only reminds us of our dependence on God but also on the needs of others, the hungry and the poor. Fasting is a Gospel value, but not fasting by itself. Fasting and almsgiving are Gospel twins. Our tradition of fasting has never been to purge, to deprive the body for deprivation sake, but to have more to give away.
El ayuno, una de las prácticas de la Cuaresma, se relaciona con frecuencia con la comida. No es que nuestro cuerpo necesite ser castigado (o que necesitemos ponernos a dieta). Ayunamos para permitir que nuestra hambre física nos recuerde nuestra hambre espiritual, nuestra necesidad de Dios. Ayunamos para recordarnos a nosotros mismos nuestro compromiso bautismal y nuestra necesidad de renovación.
Segundo, ayunar no solo nos recuerda nuestra dependencia de Dios sino también las necesidades de los demás, los hambrientos y los pobres. Ayunar es un valor del Evangelio, pero no ayunar por el ayuno mismo. El ayuno y la limosna son gemelos del Evangelio. Nuestra tradición de ayunar nunca ha sido para privar al cuerpo por el simple hecho de privarlo, sino para tener más que dar.